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Sophia 38: 2025.
© Universidad Politécnica Salesiana del Ecuador
ISSN impreso:1390-3861 / ISSN electrónico: 1390-8626, pp. 295-321.
Los modelos cientícos como herramientas epistémicas abstractas para aprender a razonar
Scientic Models as Abstract Epistemic Tools for Learning how to Reason
3 Entre estas prácticas se incluyen las actividades relacionadas con la investigación
en educación científica. Al respecto, algunas referencias interesantes son Krell et al.
(2020) y Matthews (2007).
4 La investigación lingüística adelantaba así uno de los tópicos más en boga en la fi-
losofía de la ciencia: el debate entre la obtención intuitiva (de butaca) y la obtención
experimental de datos y evidencias para generar razonamientos (véase Sytsma &
Buckwalter, 2016).
5 Acerca de la modelación sin fenómeno diana, véase, por ejemplo, Weisberg (2013,
pp. 129-131).
6 Un ejemplo de esto en lingüística es el de los corpus, cuyos casos prototípicos son
los que pretenden ser representativos de un lenguaje particular, de una variedad de
este o de alguno de sus registros (Gries & Newman, 2013; Kepser & Reis, 2005).
7 Cabe destacar que la configuración y extensión de una muestra depende del juicio,
del conocimiento de fondo y de las herramientas representacionales del lingüista
experimental, mas no tanto de un algoritmo estadístico automatizado.
8 Este es el tema que subyace al debate entre Eco y Rorty (Eco, 1995) en torno a la
interpretación. Esta, y la modelación también, por analogía, puede ser una actividad
puramente pragmática, dirigida a razonar para resolver problemas prácticos (cien-
tíficos) que poco tienen que ver con lo que haya en el mundo (Rorty) o, en cambio,
puede depender de asunciones ontológicas y epistemológicas de carácter filosófico
que ocasionalmente son tachadas despectivamente de “realistas ingenuas”.
9 Aunque sea para criticarlas por no caracterizar adecuadamente la noción de repre-
sentación, Rost y Knuuttila (2022) repasan algunas propuestas representacionales
pragmáticas aplicadas al campo de la educación, entre ellas Cheng et al. (2019) (he-
rramientas para explicar los mecanismos subyacentes a los sistemas diana), Stieff
et al. (2016) (modelos moleculares concretos) y Oliva et al. (2015) (competencia de
los estudiantes de secundaria al modelar las transformaciones químicas).
10 La distinción entre los enfoques analítico (sustantivo) y pragmático de la repre-
sentación —algunos lo denominan de otras maneras: “informacional-funcional”
(Chakravartty, 2010) o “informacional-deflacionario” (Poznic, 2015)— establece
dos agendas de investigación que se pueden distinguir gracias a su relativa cone-
xión hipotética con el estudio de actividades científicas reales (Suárez, 2015). Los
enfoques analíticos buscan elucidar relaciones básicas entre la teoría y el mundo,
mientras que los pragmáticos intentan dar cuenta de la práctica científica de la
construcción de modelos (Boon & Knuutila, 2009; Bueno & French, 2018; Chakra-
vartty, 2010; Suárez, 2015; van Fraassen, 2008; Weisberg, 2007).
11 Rost y Knuuttila (2022) critican, una por una, cada propuesta representacionista-
pragmática porque ninguna de estas caracteriza o define adecuadamente la noción
de representación. Aparentemente, como sostendremos en la última sección, esto
les sirve para descalificar en su conjunto la empresa filosófica (representacionalista,
ontologicista, epistemológica) que intenta dar una respuesta a la cuestión de la na-
turaleza del conocimiento mediante modelación científica.
12 Knuuttila sostiene que los modelos son artefactos epistémicos (herramientas) crea-
dos para satisfacer o alcanzar ciertas metas específicas y que se hacen productivos
mediante el trabajo humano y la manipulación dentro de prácticas científicas par-
ticulares (Svetlova, 2015).
13 Para un breve análisis crítico de algunos aspectos fundamentales (así como de algu-
nos enigmas) de la teoría general de la representación, véase Frigg (2006, pp. 50-52).